El beso del mes de Mayo

“Que queda de un sueño erótico si…

de repente me despierto y te has ido,

siento el vacío de tí, me desespero,

como si el amor doliera, y aunque no quiera

sin quererlo pienso en ti…

!ue importa si… para enamorarme basta una hora
pasa ligera la maldita primavera
pasa ligera para ti y para mí”

                                   Yuri

 

Era por primavera, cuando los almendros formaban una nube de algodón blanca, cuando se recortaban las faldas y las mangas de las camisetas.

Caminando por los caminos cayó en que habían pasado los años sin darse apenas cuenta. Se sentó sobre la hierba cortada y cerró los ojos que la llevaron a aquella escalera cuya puerta final no se abría y al girarse le descubrió allí tras ella. Miró a sus ojos para contemplarlos más de cerca y sintió que su mano temblorosa tocaba su cara acercándose más hasta dejar en sus labios un beso. Duró un segundo y medio en los relojes de cuerda y una hora larga en los relojes de arena. Durante ese breve y largo espacio de tiempo, las frecuencias cardíacas de ambos sobrepasó el umbral de la taquicardia sinusal que la subida de adrenalina había provocado en sus arterias. Escuchó como sonaba su corazón en estéreo y tuvo por un momento miedo a ser descubierta por el tremendo ruido provocado. Tras el mini-macro momento, vino precedido un abrazo a la temperatura más alta en la escala Celsius que provocó un derretir de los treinta y cinco coma seis grados existentes.

En un abrir y cerrar de ojos se encontró de nuevo sola en aquellas escaleras y tuvo que aterrizar para distinguir la realidad de la ciencia-ficción. Bajó cada peldaño temblándole las piernas y haciendo esfuerzos para mantener el equilibrio de los tacones bajo sus pies.

 Hace ya tanto tiempo que parece que fue ayer cuando el marinero besaba a la enfermera. Empezaba a hacer calor y a sentir la necesidad de volver a querer,…

Fue en aquella  Primavera.

 

 

                                                                                        5 Junio 2012