En el mar “Madriterráneo”
“Te escribo desde mi cruz a tu soledad,
a ti, que tantas veces me miraste sin verme
y me oíste sin escucharme.
A ti, que tantas veces prometiste
seguirme de cerca
y sin saber por qué te distanciaste
de las huellas que dejé en el mundo
para que no te perdieras.
A ti, que no siempre crees que estoy contigo,
que me buscas sin hallarme y a veces pierdes la fe en encontrarme, a ti, que a veces piensas que soy un recuerdo
y no comprendes que estoy viva”.
De vuelta de nuevo en mi mar, me levanto saboreando una mañana más el olor a césped y cloro mientras me preparo a deleitar un desayuno digno sólo de estos mares. Qué razón tiene la frase “lo bueno dura poco”.
Poniéndome a punto en los correos no leídos durante estos días por la ausencia y la vaguería.
Descubriéndo preguntas enviadas con premeditación y alevosía para ser leídas por mí y saber lo que piensa sin que me lo diga. No hay mejor manera y más cutre que la aquí expuesta. Las autocríticas y las autoafirmaciones me aburren demasiado.
Profundizando en la arena para desenterrar el hacha, levantarla y estar a punto para cuando el momento lo requiera. Con tantos recortes, uno más no se notará tanto. Un hachazo a tiempo tan sólo acercará más el mar Mediterráneo a mi seco Madrid.
Visto lo visto y lo escrito, cada vez lo tengo más claro.
El sol lo tomaré con un poquito de sal y limón. El resto, como siempre, con filosofía y con un par de huevos.
El mar, sin miramientos «madriterráneo» y sin aditivos para olvidar cuánto antes
31 Julio 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario