domingo, 28 de octubre de 2012

Lamiendo dulces sueños

 

 

 “Fatigaré tu oído de preces y sollozos,
lamiendo, lebrel tímido, los bordes de tu manto,
y ni pueden huirme tus ojos amorosos
ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto.”
                                           Gabriela Mistral

 

 




 

 



 

 

Recuesto mi cabeza sobre la almohada con los ojos cerrados, lo hago siempre como ritual, así, al abrirlos, si te veo a mi lado, me siento como esa niña que se ha portado bien y como recompensa tiene su premio. Cuando los abro y no estás, vuelvo a cerrarlos y sueño con tenerte allí de nuevo.


 Sueños almibarados debe ser esos que tengo y no recuerdo cuando vuelvo a despertar en mi mar. Pero queda en mí esa sensación de posos dulces en mis manos por haberme abrazado a ti en mitad de la noche cuando las aguas comenzaban a enfriarse y mi cuerpo también.


 Sensación de estar tumbada sobre una nube de algodón cuando me rodean tus brazos y tus labios me anuncian un nuevo día y las convierten en algodón de azúcar en los míos. Me encuentro lamiendo por las sábanas los restos caramelizados de las noches junto a ti.


 Soy golosa por devoción, por vocación y por vicio.

 

                                                                                               5 Julio 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario