miércoles, 24 de octubre de 2012

Silencio se rue(d/g)a




No lo dejes para después,
tampoco lo vayas a hacer antes de tiempo,
todas las cosas tienen su momento, búscalo
ese momento exacto ese punto,
donde convergen los sueños,
donde converge lo nuestro,
donde convergemos.

                                                                                       
                                                                                Alejandro Sanz











Se encontraron de nuevo aquella vez. No era la primera vez que se veían. No sería la última. En aquel bulevar, con luz tenue que invita al silencio más irreverente. Se cruzaron nuevamente sus miradas en aquel callejón lleno de gente enmudecida. No hablaron, haciendo caso categórico del cartel que anunciaba su entrada a la rúa.


Al encontronazo de sus ojos prosiguió un leve enrojecimiento del rostro, típico-tópico de la vergüenza exhibiéndose en su más puro estado.  Dicho azoramiento hizo instintivamente que se produjese una bajada inmediata de las miradas.  Agachando la cabeza lo suficiente para que no se percibiera la cara. Y,  lentamente,  las miradas  volvieron a elevarse muy despacio, para intentar atisbar en el otro un mero indicio de timidez,  para así hacerse un poco más fuerte en ese peliagudo momento.


Pasaron segundos, minutos, horas.  En esos momentos el tiempo pierde cualquier tipo de objetividad. Lo suficiente para que decidieran emprender cada uno de nuevo su camino hasta la próxima vez.  Ella comenzó a caminar, erguida y segura de sí misma en dirección opuesta al punto de reunión inicial.  Giró su cabeza para ver que él seguía allí quieto, inmóvil, estudiando sus gestos en su marcha.. Siguió caminando mientras en su faz se dibujaba esa sonrisa que nace de la complicidad.


Se preguntó cómo sería el silencio del próximo tropiezo……

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