domingo, 27 de enero de 2013

Rita se cortó la melena



No se lo pensó dos veces tras encender su cigarillo, dió un par de profundas caladas y se sentenció a sí misma...

-Que me corten la melena.-

En cuanto terminaba la frase, ya sentía tras su nuca las heladas tijeras de la peluquera cumpliendo aquella misión. Sonó un seco "zas" y tras él cayó al suelo la que antaño fue su larga melena y evocó aquellos recuerdos en los que la movía cuando bailaba al son de sus caderas.

Ahora lucía una nuca limpia y descubierta que cuando se fijaba mucho la mirada en ella, incitaba lo que antes ocultaba.

Rita, con melena o sin ella, sigue siendo Rita. La sensualidad y el resto de prolegómenos, preámbulos y colofones van por dentro como las procesiones.

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