"No viniste del frío ni la lluvia,
llegaste del amor y de la luna.
Niño de pelo blanco,
te crecerán las alas y tu vuelo..
Niño de pelo blanco,
nunca sabrás sumar cuánto te quiero"
No sé porqué, cada vez que acude la pena a visitarme, me
acabo viendo en cualquier habitación donde me encuentre, de pie y buscando
afanosamente un rincón donde acabar soltando las lágrimas que muchas veces
intento contener. Me abrazo a mí misma intentando autoconsolarme, y en ese acto
involuntario, es cuando comienzo a caminar buscando un rincón por donde
desaparecer u ocultarme. Hoy me he
sorprendido al darme cuenta que repetía la misma acción. He frenado en seco, me
he tragado las lágrimas y he cambiado el rumbo a seguir. A pesar de eso, en
cualquier momento acabaré haciéndolo.
Desde hace unos
meses sé que te vas a ir. Me aferro a ti,
a tu mullido cuello blanco y aprieto mis manos para no soltarte. Me resisto a
perderte aunque se que debo aceptarlo. Te pedí que no se te ocurriese jamás la
idea de largarte sin despedirte de mí. Sé que me escuchaste y sé que lo vas a
cumplir, pero la simple o complicada idea de pensarlo, me destroza por dentro.
Me revuelve pensar que abriré la puerta de mi casa y no vendrás a saludarme con
tu efusiva sonrisa y tu locura infantil. Mi niño de pelo….como voy a poder decirte lo
mucho que te he querido y te quiero…
Miro al cielo
pidiendo clemencia en vano, sé que inevitablemente esto es así, y así jugaré de
nuevo a intentar ser fuerte, siempre intentar ser fuerte…
No hay comentarios:
Publicar un comentario