“Una
blancura que fría se estremece.
Una
brisa suave y quejumbrosa, recorre esa ola que se mece.
Y,
a Camelot desciende temblorosa.
Cuatro
murallas grises, cuatro estandartes,
cuatro
torres que esculpen el cielo el desgarrado llanto de las flores,
y,
susurra la Dama de Shalott mientras sus recuerdos teje,
en
un paño de alegre color.
Ella
teje de noche y de día un mágico paño de alegre color,
mientras
escucha una voz que le susurra que sobre ella caerá una maldición si
mira hacia Camelot
Ella
ignora esa voz maldita y sigue tejiendo sin cesar,
aunque
agoniza de dolor, la Dama de Shalott.”
Alfred Tennyson
Sueño
mientras camino entre los árboles. Canto en voz alta cuando nadie me ve y bailo
entre penumbras, ahora a solas, antes a los ojos de mi niño de pelo blanco.
También soy Ann pero sin “e”, también soy huérfana y también sufrí el castigo
del color anaranjado en mi pelo. No vivo en “Tejas Verdes” pero esta zona del
mar se parece mucho. Durante el invierno el mar se torna de ese color verdoso,
se podría decir que es casi idéntico a Green Gables.
Que
no falte nunca la fantasía ni los sueños, el cante desafinado y el baile a
tientas en mi mar. Que su cubierta que abriga mi cuerpo, siga siendo verde en
invierno y prusia en verano, como si de tejas en el cielo se tratara. Que, aunque
mi nombre no se escriba terminado en “e” y mi pelo no sea de un negro
inmaculado, siga siendo “Ana de los mares verdes”.
Que
los Dioses que me asisten, conserven mi salud para estos deleites.
Mañana
de nuevo, volveré a la fría realidad, hoy, toca soñar bajo estas verdes tejas…
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