jueves, 12 de marzo de 2015

Contrapunto al agua








Y así camino-navego por los alrededores más cercanos del mar, más floja que una olla exprés sin válvula ni fuego que la impulse. Me dejo mecer-llevar por el tibio oleaje  como si de un trapo flotando en el agua tratase.  Un contrapunto en toda regla.  Lo que a la vez me relaja, me agota por dentro. Y, aunque me entran ganas, no lo niego, de revolverme y sacudir el agua con esta distal aleta,  la falta de energía sumada al calor del solecito de Marzo, me inmovilizan las escamas. 

Resuena en mi conciencia, aquellas melodías acompasadas del bastón que repicaba el suelo, y las zapatillas con puntera elevando mi cuerpo del suelo al son de un grand jeté. Necesito música para bailar, piernas para correr  y pilas para navegar como si de un rayo dentro del mar se tratara. No sé cuál es el orden a seguir para poder empezar. Lo que está claro es que no puedo continuar así, esta laxitud  me mata.

Creo que la clave está entre  un do menor y un fa mayor sostenido. En cuanto el diapasón afine los acordes, estos recargarán las baterías, y estas harán que resurjan mis pies y mis  ganas. Me endosaré las botas de caminata con las zapatillas de bailar, y resurgirán las fuerzas abatidas.



Tres, dos, uno…..comienza la melodía.
           

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