jueves, 28 de mayo de 2015

Un no sé qué...



Toma un poco más de té --ofreció solícita la Liebre de Marzo.
--Hasta ahora no he tomado nada --protestó Alicia en tono ofendido--, de modo que no puedo tomar más.
--Quieres decir que no puedes tomar menos --puntualizó el Sombrerero--. Es mucho más fácil tomar más que nada.









Tras un mes de Abril de tediosas puntadas al punto del desaliento, recupero mis dedos y las teclas que acaban emplasteciendo en papel los ilusos pensamientos.

Y, de repente hoy, me siento aquí, tras un pensar en un no sé qué de un no sé cómo y, acabar deduciendo que, he tenido una pérdida garrafal de tiempo pensando en memeces atemporales y anodinas.

Al tiempo he tenido a bien, traer el sentir mentecato y necio de tus corredurías remotas, al calado de mis huesos. La ridícula acción-reacción del momento no ha sido otra que el enfervorecido deseo de arrancarte la piel en un acto de concupiscencia carnal. La cafeína, bendita solución ponzoñosa, me ha estimulado la hipófisis y he conseguido borrar de un plumazo, la estupidez de la cabeza y la canícula de las escamas.

Aún así, sigo sin sentirme dispuesta para enfundarme los zuecos y ponerme a las tareas diarias. Me resiento de la libranza sin descanso mañanero y maldigo la puto-loto que nunca me toca para tomarme cien años sabáticos tocándome los pies cuando asoman.


Tomando té con una inadmisible sensación de pérdida de tiempo. 

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