"Ya se me hizo tarde
¡Me voy, me voy, me voy!
¿Lo ves? ¿Lo ves?
¡Ya son más de las tres!
¡Me voy, me voy! ¿Qué tal? ¡Adiós!
¡Me voy, me voy, me voy!..."
¡Me voy, me voy, me voy!
¿Lo ves? ¿Lo ves?
¡Ya son más de las tres!
¡Me voy, me voy! ¿Qué tal? ¡Adiós!
¡Me voy, me voy, me voy!..."
Alice in Wonderland
Esta sensación de sentirme como Alicia en el dichoso
wonderland me está matando. Voy corriendo de acá para allá como una loca para
conseguir por el trabajo realizado, un resultado de ‘apenas se nota’ y de ‘no
me da tiempo’. Todo eso se mastica, sin el aderezo de pastel que disminuya ni
bebida que crezca y, sin el atrezzo del conejo blanco ni el suelo de ajedrez.
Eso sí, el reloj que no falte, que a falta de conejo, ya lo
llevo yo clavado en la retina. Se ríe de mí como quiere el muy cabrito, lo sé.
Acelera los minutos sin piedad y cada vez que lo miro, ha pasado por mi vista
un mundo sin haber hecho apenas…..nada.
Necesitaría un ejército ficticio del hogar. De esos que
llegan, cierras y abres los ojos y te encuentras la casa megaordenada, la ropa
en su lugar, la decoración terminada, la costura hecha más que de sobra y ante
el espejo apareces peinada y relajada cuando te ves reflejada en él. Entonces
miras al reloj y piensas en voz baja…Me sobra tiempo para todo…”odete” con j.
Tomando té sin pastas y con muchas prisas.