miércoles, 11 de mayo de 2016

Me sobran los motivos..




   Llegué cuando todo el mundo ya estaba dentro, a pesar de llegar pronto a la cita. Abrí las puertas y una alfombra roja y larga me indicaba el camino a seguir. Una grave voz anunciaba mi nombre, como si fuese una invitada al baile. Entoné mis zuecos por el carmín del suelo y llegué a mi destino.  No pudo ser más redondo ni más certero. Se unió el seis con el ocho y el resultado fue preciso y correcto.

   A partir de ahí todo fue un cúmulo de sensaciones, vértigo, felicidad, vértigo, sensación de llegar, vértigo, sensación de alcanzar…de triunfo, y, al abandonar la sala de baile, el calor de los abrazos, las palabras complacientes al oído, los llantos mezclados con las risas y los nervios de los presentes, los dos besos plantados a conciencia en medio del gentío…

   El champán brotando entre mis dedos, la felicidad de sentirme cerca de los míos, tan cerca y tan lejos…aparecen por mi cabeza miles de palabras, adjetivos, frases que escribir definiendo el momento, el día, y cuando aquí me siento, se me ensancha el alma entre los logros y vosotros. Gracias a tod@s por estar siempre a mi lado, hasta en la distancia estáis aquí. Gracias a los que se fueron un día, pero se quedaron en mi corazón, ayudándome a cada paso que voy dando. Gracias a mis Dioses por cuidar de mi salud .¿Se puede pedir más?....

Hoy me sobran los motivos para ser feliz,
Y me faltan las palabras para describirlo.



miércoles, 4 de mayo de 2016

Un billete a La Toscana




Tengo que volver 
a mi Toscana,
ella fue capaz de
sanar mi alma
un día.









Intentó aplastar todo lo que pudo, el teléfono contra su oreja para que no me apercibiera de nada, para mi suerte o mi desgracia, lo escuché.

Volvieron de nuevo sentimientos que una vez enterré para no volver a sentirlos, pero da igual, da igual que los quemes, los entierres o los intentes ahogar en lo más profundo del Océano, al final, siempre aparece un puto duende con ellos bajo el brazo y, te los lanza a la cara sin dar tregua a respirar.

Por más que intentó arreglarlo, no hubo manera posible de volver a encajar lo roto en su sitio de nuevo. Cada parte había cambiado y ya no coincidía con la que antes era su par. Aquello no quedaba más remedio que recogerlo, tirarlo y volver a empezar.

Así es la vida de cachonda y así de petardas son las personas. Cést la vie…



Buscando el cartel del Mr. Chairman me hallo, de algo hay que reirse.