Sube, sube, sube conmigo,
déjalo todo, yo te cuido,
ven a Madrid, ten un descuido,
haz cosas mientras yo te miro.
No tengo miedos, no tengo dudas,
lo tengo muy claro ya.
Todo es tan de verdad
que me acojono cuando pienso
en tus pequeñas dudas, y eso
que si no te tengo reviento,
quiero hacértelo muy lento.
ven a Madrid, ten un descuido,
haz cosas mientras yo te miro.
No tengo miedos, no tengo dudas,
lo tengo muy claro ya.
Todo es tan de verdad
que me acojono cuando pienso
en tus pequeñas dudas, y eso
que si no te tengo reviento,
quiero hacértelo muy lento.
Pereza
Que, el no dormitar hace estragos en mi cuerpo, lo saben
hasta los que asaron la manteca. Eso unido al ayuno matinal y a la falta de tus
manos en mi cuerpo, me deja un valor glucémico que el glucómetro es incapaz de
descifrar y, en su pantalla en vez de una cifra, me escribe la frase “por los
suelos”, que casa con todo lo que acontece.
Está claro, que con la falta de tus besos, cuando te tengo
debo dejarte los niveles de glucemia tan bajos que necesitas dar tragos
intempestivos de mi refresco de Cola mega-azucarado para mantenerte en los
límites normales. En mí en cambio, se produce un efecto inverso, la glucosa
sube por las nubes, y después me mantengo a base de bebidas azucaradas para no
desfallecer. No es bueno estar a pan y agua tanto tiempo, el cuerpo se resiente
y la glucemia ni te cuento.
A ver si es posible que en algún momento del camino,
saquemos un hueco para nivelar todos estos parámetros que dejamos de una forma
tan desigualada cuando después de tanta historia nos quedamos silbando.
Preocupada ando en pensar, que no sólo Morfeo va a ser el sádico.
Con té de tener-te.
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