jueves, 15 de junio de 2017

En mi salsa








De vuelta a mi casa, en mi mar. Tan sólo ha sido necesario  una ligera pasada y pedirle al pez sierra que tenga a bien, podar las algas enredadas en el jardín. El resto ha sido pan comido.

Necesitaba poner a remojo los pies y ver de nuevo aparecer las escamas y la aleta que me viste y me asiste en el agua. En un periquete estaba posada en el punto Nemo, cogiendo aire y recreándome en las aguas. He decidido dejar la mente en blanco igual que el alma. No quiero pensar en nada ni planificar quimeras imposibles. Es mi momento y no voy a desaprovecharlo.

Miro a Blues (mi perro), en su otra vida debió ser calamar o náyade. Se ha activado como si se hubiese comido un hueso de pilas alcalinas. Estamos en nuestra salsa sin lugar a dudas. Las cosas tan buenas deberían durar más.


Recargando energías con té y perrete

viernes, 2 de junio de 2017

Entre las sumas y restas

     



Hoy comienza la cuenta atrás, doce días y, si los dioses no se ponen farrucos, comienza mi primer descanso estival. Por una parte tengo muchas ganas, por otra me faltan días para realizar todo lo pendiente. Entre la suma y la resta ando, cuando me quiera dar cuenta, el resultado será cero, (ahora es cuando viene una carita sonriente que en el word brilla por su ausencia).

     Ya he realizado mis ejercicios matutinos antes de ponerme manos a la obra, entre rato y rato, no puedo evitar acordarme de las cuentas, cosa que hace aflorar una sonrisa a sabiendas que cansineo demasiado con las matemáticas últimamente.

   Me toca turno nocturno y, sin alevosía, voy con más ánimo si cabe. Tan sólo rezo cuando entro, por no toparme con algún ser externo nada agradable ni a la vista ni a la estancia, (cada día se me atragantan más los chulo-putas y los crankos engreídos) . Echaré al bolso la goma marca ACME borrabichos por si aparece en el horizonte, eso y un buen corte a tiempo me terminaría por dejar más ancha que larga.

Con té y ensanchamiento del alma.
 


Mayo pasó de largo

    




Mayo pasó de largo, que no en vano. Una de sus mañanas me trajo un dulce regalo. Reconozco que ha sido un mes sin freno, con muchas tareas pendientes que, con esfuerzo he ido rematando aunque, aún me quedan flecos sueltos que espero poder dejar bien ataditos antes que empiece el verano.

   Han vuelto por fin los días largos y los anocheceres tardíos, cosa que me encanta hasta aburrir. Estaría contemplando los atardeceres de Mayo-Junio sin cansarme jamás. Los abrigos y los cuellos altos, se han escondido en los armarios. Confieso que me entran ganas de echarles la llave y no volverlos a rescatar de su escondrijo, por no hablar de las bufandas, gorros y demás engorros que deseo guardar para siempre y, que por desgracia, nunca puedo cumplir.

  Sin nada especial que destacar, me siento especial sin más, afortunada, feliz, relajada…en fin, en modo primavera diríase. Mientras en otras personas éstas fechas realizan brotes de malalechina y depresión, en mí realizan el efecto contrario y, es que, cuando el sol empieza a calentar mis aguas, soy más feliz que los finales de los cuentos de Andersen.


 Con mil proyectos en la cabeza y té de querer-te