miércoles, 4 de diciembre de 2019

Tras un año de limpieza, he vuelto








Os devolvemos con mucho cariño
Todo lo que nos regalais .
Esperamos que os sirva mucho más
que a nosotros.
Que ustedes disfruten de su propia
porquería.


Fdo.      Los habitantes del mar.







             Un año sin aparecer por aquí. Parece que fue ayer cuando empezaba la ardua tarea de empezar ese libro, en el que sigo sumergida, buscando bibliografías y apuntes varios. Echaba de menos entrar a escribir  al menos cuatro notas, para decir que las aguas del mar siguen en su sitio, con más porquería de lo habitual , eso sí. Los humanos son bastantes cochinos a la hora de deshacerse de lo inútil y lo que sobra. Y no digamos las guarradas que tengo que andar limpiando por aquí, cada vez que se pasean los dichosos yatecitos y los cruceros de última moda. El otro día consulté por interés, cuánta cantidad de combustible gastaban las horrendas ciudades flotantes y, tengo que confesar que, en muy pocas ocasiones se me han abierto tantísimo los ojos: Ciento diez mil litros litros diarios del combustible diésel más contaminante del mundo. Y luego nos damos golpecitos de pectoral porque hemos tirado la botellita de vidrio al contenedor pertinente y la bolsita de plástico al contenedor amarillo. Pero eso sí, lo de darse un garbeo por una parte del globo terráqueo contaminando a diestro y siniestro nos importa un soberano pito. Todo sea por colgar una fotito en las redes sociales sacando medio cuerpo por la proa y poniendo sonrisa profident. Ganas me dan de dar un buen aletazo al estribor del barquito cabrón y mandarlo volando a tierra firme hasta que encalle y no fastidie más con J estos mares en los que una intenta sobrevivir a modo.

            Ayer hice una llamadita a los de Oxígeno a domicilio, a ver si por aquí servían bombonas de quita y pon, porque en breve me veo con escamas y con mascarilla Venturi, arreglá pero informal que diría la Martirio.

            Voy a servirme un té calentito que por aquí también se hace sentir el frio y la falta de sol, mientras lo deleito, a ver si se me ocurre algún invento tipo aspirador supersideral  capaz de quitar toda la suciedad sin dañar las especies que por aquí moramos.

            Cada día me alegro de ser más pescao y menos terrenal.

Con té y con mala lechina.