viernes, 7 de agosto de 2015

Entre pisco-sour y pensamiento




Pegué mi boca al hervidero,
y me quemaba el agua santa,
y tres días sangró mi boca
de aquel sorbo del Aconcagua...

Bebía yo lo que bebía,
que era su cara con mi cara..


Recuerdos gestos de criaturas
y son gestos de darme el agua.
                                                                                                          Gabriela Mistral








Con mi vaso de pisco en la mano y, con el poco tiempo que dispongo, imagino los ojos de cada uno leyendo, leyéndome.  No sé cuan muchas o pocas serán las ganas de aporrear las teclas y enviarme una señal, (imagino que entre muchas y pocas el resultado es..ninguna).  La callada por respuesta, es la tónica habitual.  Total……ya no sé si escribo para ser leída o para leerme y contestarme a mí misma, cosa que a veces, no estaría nada mal.  Sólo sé, aparte de casi nada, un poco más de mí si cabe que del resto. Sólo declaro que este pez de aguas bravas, salvo que convive entre la lucha y la resiliencia, no tiene mucho más que declarar.

Que los sueños que me mecen, a veces mezquinos, a veces poéticos, seguirán siendo compartidos con ustedes que me leen en el silencio. Que a la vuelta del descanso, a parte de buscar una nueva trufa rosa en el mar, intentaré empezar a escribir pero esta vez en serio, en ese sitio en el que por muchas respuestas, críticas o aplausos que quieran darme, es imposible hacerlo, (el papel es así de jodido y de perfecto).

Tomando pisco sour, corriendo con zuecos, durmiendo en duermevela.


Desviviendo-me.

jueves, 6 de agosto de 2015

Declaración de intenciones




Trato de sobrevivir, a esta vida que tengo y que es la mía, con toda la ironía que me permite el sentido del humor.

Ahora que camino de puntillas por miedo a equivocarme, por miedo a equivocar, deseo no irrumpir en tus sueños; no al menos como protagonista de tu última pesadilla. Prometí estar tranquila pero no sé como voy a conseguirlo. Después de desplegar en mi cabeza el mapa de todos los sueños, decidí volver a plegarlo.  No acabo de calibrar la brújula que hoy se burla de mi rumbo sin sentido, ni el anillo que nunca existió en mis dedos. Intento tan sólo encontrar ese hueco acogedor donde asentarme y descansar tranquila y en paz.

Reconozco  la ecuación presentada, error!, debo asentar la base de mis pies o me equivocaré sí o sí. Debo volver a ser yo, a mi confianza y mi sensatez. No puedo ser quien no soy y, quizá, ese es el miedo que anida en mis sueños.

Si supieras leer entre líneas aún sabrías mucho más de lo que ya sabes: que  la  humedad que anida en mis huesos anhela tu calor interno,  que no puedo esconder ante los ojos del mundo que estás en mi corazón.


Que te quiero rana.... que te quiero.