sábado, 11 de abril de 2020

#tevasperotequedas


       

Tú me enseñaste a trabajar con una sonrisa
a luchar siempre en primera línea y no esconderme,
a defender esta nuestra profesión,
a no ser conformista.
Y, ahora, te vas y tengo que volver
a tragar saliva, a aguantar de pie,
a trabajar tragándome las lágrimas.
A mi amigo, maestro y compañero de tantos años,
nos dejas un gran vacío y demasiados recuerdos.
Que tu lucha no caiga en saco roto.
                                                                         Ana I. Nogales


        Hoy no me salen las palabras, tan sólo me sale la rabia que llevo dentro y a la que acompañan las lágrimas. Lo llevo denunciando por redes sociales desde que comenzó a pasar, escribí cartas a las secciones sindicales, a periódicos y al final, aquí llega el resultado: Mi compañero desde los comienzos de mi profesión, ese enfermero que tanto luchó por nuestra profesión, fallece no sólo por esta lacra, sino por la mala gestión que han hecho con nosotros, haciéndonos trabajar sin protección suficiente y adecuada. En una de sus últimas cartas, el gerente decía que a nadie le faltaba equipos de protección individual (EPI). MENTIRA de la gorda. Tenía que haber entrado él ese día a quirófano en el lugar de mi compañero y haberse contagiado él, a ver que nos tenía que decir luego.

     Todos los días al comienzo de la jornada, comienza siempre la misma lucha, donde están los EPIs y las mascarillas? Y, a estas alturas de la película, me parece mentira que todavía haya compañer@s que me digan que siempre me estoy quejando. ¿Cómo es posible que ni en esta lucha estemos unidos y nos dejemos pisotear de esta manera? Os parece ahora, después de que esta mala gestión se haya cobrado la vida de mi amigo y compañero que, ¿sigo siendo muy quejica?. Sólo le pido a Dios, porque no tengo a quien pedírselo, que no caiga nadie más, porque todas estas vidas a lo mejor se pueden evitar truncar si sois capaces algún día de abrir la puerta esa del miedo que lleváis encima y de paso empezáis a abrir la boca para que podamos trabajar en condiciones óptimas.

         Que la vida de mi compañero, no caiga en saco roto. Él si estuviese aquí, hubiese luchado contra viento y marea por todos nosotros y lo sé de buena tinta porqué él fue el que me enseñó a luchar aquí. Unámonos todos de una vez y pidamos responsabilidades por todas estas negligencias que se han cometido con todos nosotros. Cuando todo esto pase, más de uno tendrá que rendir cuentas, porque en mi pueblo, queridos señores gestores, cuando una gestión inadecuada permite que los profesionales fallezcan, tiene un nombre, que yo no voy a decir, espero que un Juez tenga los suficientes para decirlo.

Con té y con rabia.