Hoy vuelvo a la escritura tras un paréntesis de descanso.
Cierto es que tras este letargo al sol, pocas ganas e inspiración corren por
mis escamas. A pesar de todo, la
necesidad de aporrear las letras del teclado vuelve a mí. Así que aquí me siento de nuevo, en mi anémona
recalentada por el sol de Septiembre. Sabiendo que es cuestión de tiempo para
que vuelvan a aparecer las nieves y las mareas, pero resistiéndome a la idea.
Aferrándome al sol que cada vez menos calienta. A los veintipocos-treinta
graditos , si llegan, y a ver como los días van haciéndose cada vez más cortos.
Me relamo bebiendo té y pensando que seguiré teniendo
vacaciones a “mi modo”, que las disfrutaré como si de veranito se tratase,
total, son días de ocio y esos días están para disfrutar. Hago mientras tanto, cura particular de mi
estómago aún convaleciente por los sucesos acontecidos. Me repito a mí misma que debo tomarme las
cosas con calma y evitar los disgustos mezclados con antibioterapia, les
aseguro que no hay peor bomba estomacal.
Menos mal que algún iluminado descubrió los bífidus y por aquí ando, dando
bocaditos a las algas y los venenosos lácteos.
Voy a ponerme un rato a secar al sol. Es otra forma diferente de tomar energía y calentarme a la vez.
¡ Salud !
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