Atareados han debido andar los santos este fin de semana,
entre Valentín regateando el porcentaje con el Corte Inglés y Antonio al que
las peticiones de novios-as buenos, bonitos y baratos, asedian hasta el
marasmo.
Total, todo cara a esta sociedad que nos ha enseñado a
golpe de Walt Disney que tenemos que buscar nuestro príncipe-princesa,
encantados y encantadores por supuesto y, que el significado de la palabra amor,
queda
reducida y dirigida a un anillo con piedras a las que se les da un valor que
desmerece cualquier sentimiento. Triste, pero cierto. Todos los años la misma
cantinela, la misma farsa con los mismos santos a los que aporrear a costa de
billetera, pero que nadie cuestione cuanto quieren a alguien, cuánto más caro
el premio, más amor sin duda.
Me alegro de pasar de las onomásticas lo mismo de largo que
de ancho. Me siento afortunada de sentir amor de muy distintas clases y a cual
más grande por todos los míos,(hijo, pareja, perrete y amigos) sin la necesidad
de demostrarlo con euros y con un solo día al año. De descifrar sin palabras, que
el sentimiento es recíproco y que soy feliz con la gran insignificancia de
saber que lo sois vosotros en modo alguno, a pesar muchas veces de la distancia.
Besos con valentía y sin santos desde mi mar. Salud para
todos.
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