martes, 18 de febrero de 2020

Y tú... qué harías?



"Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá...
yo no quiero que viajes al pasado,
y vuelvas del mercado con ganas de llorar...
yo no quiero vecinas con pucheros,
yo no quiero sembrar ni compartir,
yo no quiero catorce de febrero,
ni cumpleaños feliz...
  Yo no quiero cargar con tus maletas,
yo no quiero que elijas mi champú,
yo no quiero cortarme la coleta,
mudarme de planeta, brindar a tu salud...
yo no quiero comerme una manzana,
dos veces por semana, sin ganas de comer...
yo no quiero calor de invernadero,
yo no quiero besar tu cicatriz,
yo no quiero Paris con aguaceros,
ni te quiero sin ti..."
                                                       Joaquín Sabina

   No quiero ser rica para tener un casoplón y no saber con qué rellenarlo, y al final, como acaban todas estas cosas, se acaban rellenando de floripondios que no sirven absolutamente para nada más que adornar una estancia. Para museos me voy al Prado.

     No quiero poseer uno, dos o tres cochazos, para desplazarme no necesito que mi coche posea un logo con anillitos ni que venga el chófer de la Reina Madre con su super Rolls Royce, que no discuto que no sean más o menos bonitos, pero no me aportan nada más allá de lo que ya tengo.

   No quiero poseer joyas por doquier, odio los pedruscos y los abalorios que no hacen más que ir diciendo a gritos “por favor, róbame” y que tampoco aportan a mi vida algo más allá de lo que me aporta una piedra.

   Sólo compraría una cosa puesto que, se supone que en esta vida todo tiene precio. Sólo compraría mi libertad: Para vivir sin ataduras, sin alarmas endemoniadas. Para marcar mi propio compás de vida, mi propio rumbo y ser la dueña absoluta de mi tiempo. Porque el casoplón, el cochazo y el pedrusco lo único que me aportarían serían más ataduras aún de las que ya tengo y no quiero. Quiero ser libre con todas las letras.

Con té y con sueños por cumplir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario