jueves, 6 de diciembre de 2012

Absenta indolente





"Absenta... es el afrodisiaco del yo. El hada verde que vive en la absenta quiere tu alma, pero tu estás a salvo conmigo.

Mina, para caminar conmigo, debes morir en tu respirante vida, y renacer en la mia...


Camina conmigo y sé mi amada esposa para siempre".

                              "Drácula, B. Stoker"









En la ausencia es cuando empiezas a dejar que el pensamiento vuele libre y saque todo aquello que no emana en cualquier otra sensación o estado. Es cuando empiezo a darme cuenta de las cosas que realmente importan y de las que nunca debieron tener importancia. Es cuando el cristal de la ventana deja de ser opaco y te deja ver con claridad para quién realmente eres importante y para quién no.

En las distancias cortas es prácticamente imposible ver el todo que me rodea día a día. En las distancias más largas, es cuando se deja caer el esfuerzo por saber, por decir o por querer o en su defecto, cuando se comienzan a ver las pocas ganas de saber, las pocas ganas de decir y las muchas ganas de olvidar por un breve espacio de tiempo. Sensación igual a uno, comunicación igual a cero.

Reina en mi anémona la tranquilidad absoluta mezclada con la ausencia de todo menos lo necesario y lo vital. Jugueteo con mi brújula entre los dedos imaginando el rumbo que tomaré mañana al despertar y me recuerdo a mí misma guardarla a buen recaudo para llegada la noche saber cómo era el camino de vuelta a mi mar. Envuelta entre charlas de media tarde, vinos semidulces-semisecos que se me antojan al paladar cual absenta y carcajadas por doquier.

Perdida en las arcadas dentarias de los demás.

Monólogo de madrugada con mi amiga Soledad.

Flotando entre el encantamiento y la displicencia.

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