miércoles, 24 de octubre de 2012

El día después




















Hoy es el día después de cada día. El día que te levantas sin apenas haber dormido, con el sueño pegado a las pestañas, el cansancio resbalando por las piernas y una ligera pero latosa afonía en la garganta. Hace veinte años sufría los mismos síntomas cuando intentaba desadormecerme de una noche de resaca. Ahora son prácticamente similares salvo que la juerga ha sido sustituida vilmente por una noche batallando en el frente de mis vocaciones. Inclinación elegida también por aquellos entonces, defendida y considerada desde mis inicios hasta mi presente, que me lleva algunas veces a rendirme de rodillas tras el cansancio infligido al escaso entreacto nocturno a que el cuerpo es sometido.


Me dejo mecer por las olas calmas con mi cuerpo casi inerte e indolente a la actividad acuática. Aguardo a que un calamar trashumante, a su paso pose sus tentáculos sobre mi enorme contractura muscular que impide a mi cola su movimiento inherente y vapulee mi espalda hasta dejarme preparada para la batalla una vez más.


Solazándome en mis aguas, reposo relativo del alma en esta calma azul.

No hay comentarios:

Publicar un comentario