domingo, 28 de octubre de 2012

Funambuleando

 

“Y aunque el suelo queme, miro hacía alante, aunque ande cansado, créeme soy un amante que teme amar demasiado, he aceptado mis dilemas, mis delirios, mis letargos, he retado al equilibrio y no consigo derrotarlo, he visto al presente a mi lado pasar de largo, he llorado sangre escribiendo un pasado amargo, he perdido el miedo y hasta el cielo de tu boca, más yo vivo donde hasta la floja cuerda quede rota, llamémosle la cuerda floja”
                                               
                                       Nach



 

 

 

 

 

 

Como el acróbata caminando con un par de zuecos y en la cuerda floja. Ese es el camino que me está tocando recorrer en éstos arduos momentos. Porque el conocer y tener las ideas claras de las cosas (que no el ánimo o la intención) se complica a veces sin motivo, movido o no por el transcurrir de las vivencias, las convivencias y las disidencias.

 No sólo me resulta costoso y peliagudo mantenerme en pie en dicha situación, sino que se suma al agravante intentar que, el que mantiene el equilibrio en el otro extremo de la cuerda y va descalzo, no caiga por mis torpes movimientos infligidos sin querer.

 Desde que en mi sumatorio se resta un treinta por ciento de descuento de diestra audición, los malabares y las acrobacias no son santo de mi devoción. Mis zuecos se rebelan ante tal situación malvenida y no llamada ni querida. Mi cola amenaza con aparecer en cualquier momento por los pies y pasar del equilibrio al testarazo descomunal. Mis manos estiran mis brazos intentando asir las tuyas para no caer…….para no caernos.

 Quiero y ansío vencer, pasar funambuleando la cuerda y volver a caminar o en su defecto, a nadar por mi mar y sin zuecos, junto a ti.

 

                                                                                               23 Julio 2012

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