miércoles, 24 de octubre de 2012

Tranquilidad en mis aguas


















Retomando de nuevo mis escritos, pensé en escribir un pequeño texto a alguien que últimamente se nombra hasta en mis momentos más relajados y cuyo recuerdo hace que mi cuerpo muestre cierta repelencia hacia lo querido en ese instante. Al coger papel de agua y tinta de calamar, he llegado a la conclusión que no malgastaré ni una sola gota en quién no debo.


Así que me aposento de nuevo en mi asiento, trono mullido de mi anémona y escribo lo que pienso, lo que siento y lo que a veces intento y otras presiento. Con mi vaso de nácar lleno de ambrosía me relamo en mi más completa felicidad y tranquilidad. Y doy las gracias a mis aguas, que me acogen, me mecen y me dan todo lo que necesito y quiero.


Desde estos confines perdidos en los sinfines de los cuentos, saboreando una gota de tinta al mojar con la punta de mi lengua la punta de mi pluma para comenzar mis apuntes, saludo a todos los mortales que se pasean por mis escritos. Para quienes sueñan con rescatarnos, un buen corte de cola que asemeja un corte de mangas.


Comienza de nuevo, un nuevo día en la tranquilidad de mis aguas.

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