“Sólo para ti directo al corazón,
te mando este misil hecho canción,
sólo para ti que me das fuerza cada día,
borrando mi total melancolía.
Por todo aquello que me diste y que te di
lo mejor de mi vida lo hago sólo para ti”.
S-Dalma
Porque fuiste fuerte en tus tiempos, donde el qué dirán pesaba más que los hechos o los actos. Paseaste por encima de los ideales, importándote como tú solías decir, “menos que el pito de un sereno”, lo que los demás pensaran, dijeran o comentaran. Aplaudiste a los estudiantes que corrían por delante de la policía de tu tiempo, (que por cierto, no difiere mucho del mío hoy día).
Aguantaste, con la cabeza bien alta y la conciencia igual de tranquila, las miradas penetrantes de todos aquellos irreverentes hipócritas que a tu paso sonreían y a la vuelta de la esquina te enjuiciaban.
Porque me enseñaste que no importa qué piensa la gente. Que lo único realmente importante es el valor que cada persona tiene en sí por sus actos y sus demostraciones. Porque le echaste a la vida un par de huevos aunque no se terminaran de hacer en la sartén, pero supiste revolverlos a tu antojo a pesar de los pesares y creíste por encima de todo en ti, en tus ideales y tu forma de vivir.
Porque en parte, de toda esa parte, formo una parte de ti. Porque, aunque no te perdono que me dejases, cada día intento hacerlo mejor para alegrarte si me ves.
Porque apostaste por mí.
Te quiero allá donde estés madre.
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